En el griego, se destacan las obras literarias, como la Iliada (Ἰλιάς) y la Odisea (Ὀδύσσεια), así como también grandes
textos de filosofía occidental por parte de Aristóteles, entre otros más.
El inicio del griego se remonta desde el II milenio a.C. con la primera ola de
hablantes del proto-helénico (“aqueos”) a las islas del Egeo. Éstos dieron
lugar a la civilización micénica; pero en el siglo XI a.C. sufrieron la
invasión de otro grupo griego y, de esa manera, surgen otros dialectos griegos.
Estos dialectos basados en el fenicio, dieron origen al griego clásico, el de mayor importancia en la historia helénica, ya
que con él se escribieron las grandes obras literarias, filosóficas y bíblicas.
El griego clásico se convirtió en la “kiné
glósa” (lengua común) del Imperio
Bizantino.
Más adelante, la “kiné” se convirtió en el griego
medieval (época medieval), en donde evolucionaba la fonética y la gramática. En
1453, aparece el griego moderno con
la toma de Constantinopla por los otomanos.
En 1831, con el nacimiento del estado griego y el
estándar actual basado en la lengua “demótica”, se oficializa al griego como
lengua; sin embargo, cayó en un debate lingüístico en torno a su adopción
popular (demótico) o arcaica (kiné), el cual se resolvió en 1976 a favor del primero.